Desde muy pequeña siempre quise escalar una montaña a lo “rappelling”. Siempre le decía a mi papá “llévame a escalar una montaña“. Aunque nunca lo logré hacer en mi infancia, y ahora mismo no estoy en condición física para hacerlo, nunca abandoné la idea de en algún momento poder realizarlo. Pero hablando en mi vida espiritual, me ha tocado escalar montañas bien grandes, altas y difíciles. Montañas rocosas, donde tal vez muchos se han quitado yo he logrado seguir escalando.
Muchas personas prefieren abandonar sus sueños porque tienen que escalar la montaña que está de frente y prefieren no obtener lo que quieren, a escalarla. Lo que no ves es que escalar la montaña te prepara para la bendición. La montaña te capacita, te da resistencia, te da carácter. No le pidas a Dios quitar la montaña pídele fuerzas para escalarla. ¡Bonito día!
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