Hoy todos decimos “No morirás en el proceso” pero Dios me dijo: “Sí, el proceso sí mata…”
-¿Cómo es?
Sí, mata la carne, mata el orgullo, mata el “yo”, mata todo lo que no me sirve. Pero vivifica el espíritu, revive lo que estaba a punto de morir y crea una nueva persona que camina en el Espíritu.
Así que, si sientes que el proceso te está matando, eso quiere decir que el Alfarero está sacando todo lo que no permite que la vasija pueda cargar el vino que Dios va a depositar. ¿Sientes morir? Pues alegrémonos, porque vamos a caminar en el Espíritu y ¡con doble unción! ¡Aleluya!
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