Los peces, por más lindos que sean, no tienen la capacidad de recordar qué han hecho recientemente y olvidan fácilmente tanto así que cuando llegan a un extremo de la pecera donde están, regresan nadando al otro extremo solo para repetir lo mismo una y otra vez todos los días… Cuando no recordamos de dónde Dios nos trajo, cuando olvidamos nuestro propósito; seguiremos repitiendo los mismos errores, sufriremos las mismas dolencias y estaremos dando vueltas en la pecera una y otra vez. NUNCA olvides de donde Dios te trajo, NUNCA olvides de dónde vienes, NUNCA olvides tus raíces y más importante, NUNCA olvides que tienes propósito. Dios no te hizo un PEZ, te hizo PESCADOR.
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